Mamá, ¿podemos comprar Bollycao?

Doy nutrición a mis alumnos de segundo. No es lo mío, a los tecnólogos de los alimentos sólo nos daban una asignatura en la carrera, y a los farmacéuticos cero (cuando yo la estudié). Pero bueno, en ello estoy, poniéndome las pilas poco a poco. 

El caso es que tengo un tema de Nutrición en Situaciones Específicas, y ahí hablamos de nutrición en la infancia. Y este año, fuera de concurso (o sea, que no va para examen), hemos estado hablando un poquito sobre publicidad de alimentos dirigida a los niños. No podemos extendernos mucho, porque sólo doy una hora de nutrición a la semana, y comprenderéis que no puedo hacer muchos milagros con eso. 

Me da un poquito de rabia, porque se da el caso de que tengo dos nanos de ocho años, lo que quiere decir que vengo documentándome para esta entrada más o menos desde hace unos seis o siete años. Todo el tiempo que hace que empezamos a ver canales infantiles en casa. Así que me he decidido a escribir esto.

Sobre publicidad dirigida a niños se puede escribir una enciclopedia, desde muuuuuchos puntos de vista, no sólo de alimentación, pero como en este blog la temática es más concreta, vamos a hablar de publicidad de alimentos.

A mí, como madre (y como tecnóloga de los alimentos, y como profesora de un módulo en el que doy conceptos de nutrición), es un tema que me interesa. No sé si al resto. Si habéis llegado hasta aquí, supongo que sí, o al menos espero que empiece a interesaros a partir de ahora.

Lo primero es pensar si existe regulación al respecto

Veamos, en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, hay una agencia que es la AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición). Y en la sección de nutrición de su web podéis encontrar el Código Paos (1).

¿Y qué es eso?, pues en palabras de AECOSAN, es "un código de corregulación que permite reducir la presión de venta sobre población infantil y mejorar la calidad y contenido de todo tipo de anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores".

Venga que sigo, prestad atención a esto: "El Código PAOS establece un conjunto de reglas éticas que guían  a las compañías adheridas en el desarrollo, ejecución y difusión de sus mensajes de publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a menores para evitar una excesiva presión publicitaria sobre ellos".


Vamos a traducir un poquito: "guían a las compañías adheridas" quiere decir que esto no es una norma  de obligado cumplimiento, sino que en principio es una serie de recomendaciones, pero que aquellas compañías que deciden libremente adherirse, en principio lo lógico sería que cumpliesen las directrices del código, ¿no? Ya volveremos a esto un poco más adelante.


Sigamos leyendo. Por favor, ahora despacito, que es importante: "El Código PAOS del 2005 se reforzó en el 2009, mediante un  acuerdo de colaboración con los operadores de televisión. Con este Acuerdo se comprometieron las televisiones a exigir que los anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores de 12 años o que se emitan en las franjas de protección reforzada de la infancia, cumplan con las normas establecidas en el Código PAOS. Así se aseguraba que la publicidad en televisión dirigida a niños y emitida en España, es respetuosa con los derechos de los menores." 


¿Sí? ¿Lo habéis leído bien? ¿Todo el mundo lo ha entendido? Yo aquí leo "se comprometieron" y "exigir", ¿no? Vale. Seguimos.



No sé si veis habitualmente canales infantiles. Exceptuando las televisiones de pago (Ono, Movistar, y ahora ya Netflix, etc.), la oferta de canales infantiles de la TDT incluye Clan, Disney Channel y Boing, normalmente. No sé si me dejo alguno, pero me da lo mismo, para lo que voy a hacer, con Boing me sobra.

Ahora es mala época para que comprobéis lo que quiero decir, porque en Navidad la inmensa mayoría de la publi es de juguetes, pero basta con que esperéis a que se pase la fiebre de los reyes. Aunque tampoco vendría mal que miraseis esa publicidad con un poquito de espíritu crítico, pero bueno, ya hemos quedado en que vamos a hablar sólo de alimentos.

Poned que encendéis Boing digamos en enero, o en abril, o en agosto. Probadlo, lo peor que os puede pasar es que os traguéis algún capítulo de Breadwinners (un adulto medio puede tardar unos tres o cuatro capítulos en entenderla, a los niños les bastan un par de minutos, pero esa es otra historia). 

Lo más habitual es que, cada cuarto de hora o veinte minutos, llegue una pausa publicitaria. Y entonces, la pauta habitual es de tres spots. Por este orden:

- Bollycao
- Cereales de desayuno (con regalo incluido)
- Pediasure

Seguid otros 15-20 minutos. Otra pausa:

- Galletas Dinosaurus
- Phoskitos (con regalo incluido)
- Pediasure

Y así en bucle. Los dos primeros suelen variar, dentro del mismo tipo de productos. Pediasure debe haber pagado un pastón, porque se repite bastante. Comprobadlo. Cuando queráis. Salvo en Navidad. O a lo mejor durante la Navidad también. 

Para los despistados, o los que no tenéis nanos (o simplemente para los que no sabéis lo que es), Pediasure es una cosa que se vende en farmacias que parece ser que se tienen que tomar los niños que no se nutren bien con su alimentación habitual. Pero se publicita detrás de los Phoskitos y esas cosasNo sé si veis por donde voy.

Podéis ahora volver un poquito más arriba y volver a leer donde pone lo de "reducir la presión de venta sobre población infantil". ¿Ya? Vale.

Y ahora vamos a darle una vueltecita de tuerca más. Porque resulta que, de momento, no hemos leído la letra del código PAOS. Sólo os he contado que existe, y que en principio pueden adherirse compañías para cumplirlo, y que en cierto modo las televisiones están obligadas a cumplirlo, ¿no?. Vamos a darle una leidita por encima. Texto completo aquí (2). Si tenéis tiempo, leedlo. Es oro puro.

No puedo entrar todo lo a fondo que me gustaría, por que si no, no váis a acabar de leer esto nadie. Vemos un par de cosas.

Ejemplo 1: "La presentación publicitaria de alimentos o bebidas no deberá inducir a error a los menores (...) sobre los beneficios derivados del uso del producto. Entre ellos podrían señalarse, aunque la lista no sea exhaustiva: la adquisición de fortaleza, estatus, popularidad, crecimiento, habilidad e inteligencia." (3)

Esperad, que he visto una cosa que... crecimiento e inteligencia, había dicho ¿no? EJEM.


Puleva Max clásica
Fuente: https://www.lechepuleva.es/productos/leches-de-crecimiento
Esto es el envase, claro, habría que ver el spot. A ver... aquí (4). Es de este año. Yo ya no digo nada más. Pensadlo un poquito.

Ejemplo 2: "En la publicidad de alimentos o bebidas dirigida a menores de hasta 12 años no participarán ni aparecerán personajes especialmente próximos a este público, tales como, por ejemplo, presentadores de programas infantiles, personajes –reales o ficticios– de películas o series de ficción, u otros" (5)

 A ver qué encontramos... aquí está:
Fuente: http://www.gcuetara.mx/categoria-producto/galletas/dulces/
De nuevo, si queréis también podemos buscar spots para televisión. Aquí(6)

¿Qué? ¿Cómo se os queda el cuerpo? Porque yo esto lo hago en clase y los alumnos flipan. Con razón. 

Pero esperad, que sigo, sólo un poquito más.

Ejemplo 3: "Los anuncios no deben sugerir que la compra y el uso del producto aportarán al usuario el prestigio, las habilidades y otras cualidades especiales de los personajes que aparecen en el anuncio (7)" y también "La fantasía, incluyendo las animaciones y los dibujos animados, es idónea tanto para los niños más pequeños como para los mayores. Sin embargo, debe evitarse que la utilización publicitaria de tales elementos cree expectativas inalcanzables o explote la ingenuidad de los niños más pequeños a la hora de distinguir entre fantasía y realidad (8)".

Por favor, mirad con atención el spot de Puleva Max, si no lo habéis hecho ya. Con atención.

Voy a terminar con una cosita. Os he dicho que las empresas pueden adherirse al código. Y se puede consultar cuáles son las empresas adheridas. 

¿Preparados? Os hago una captura de pantalla de la lista, así, al azar. Corrección, voy a hacer un par. Es demasiado goloso para dejarlo así.





Podéis ver la lista completa aquí (9). Pero a Puleva se le ve, en la segunda imagen. Y a muchos más.

Yo qué queréis que os diga. Os dejo las conclusiones a vosotros. Para eso están los comentarios del blog. 

Otra cosa: ya sé que Bollycao, que aparece en el título, no aparece en el cuerpo de la entrada. El título es una frase que he oído en casa, de boca de mis hijos, mientras ven la tele. Más de una vez, y más de dos. Me entendéis, ¿no?

NOTA: Todo el entrecomillado es copia textual de la web del ministerio. Cortado y pegado, vamos.

FUENTES:
(1) http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/seccion/marketing_y_publicidad_dirigida_a_menores.htm
(2) http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/Nuevo_Codigo_PAOS_2012_espanol.pdf
(3) Código PAOS, Sección A, Apartado IV, punto 5
(4) https://www.youtube.com/watch?v=iB-BOk3WhGU
(5) Código PAOS, Sección A, Apartado VII, punto 14.1
(6) https://www.youtube.com/watch?v=uG1H0JcxFIA
(7) Código PAOS, Sección A, Apartado VI, punto 12
(8) Código PAOS, Sección A, Apartado IV, punto 7
(9) http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/detalle/empresas_adheridas.htm

Ya no lo vuelvo a hacer (pero no es cierto)

No sé si es bueno que escriba esto hoy, así en caliente. Ya os prevengo.

Tengo pendiente una bronca con algunos de mis alumnos (pocos, pero algunos). Pero ya que estoy, la voy a hacer extensible a todo aquel que lo lea y quiera sentirse aludido. Para el futuro, y tal.

Hoy va de extraescolares. Os cuento un poco el proceso: cuando un profesor se plantea montar una actividad extraescolar (podéis cambiarlo por complementaria si queréis, yo sigo sin aclararme mucho) se mete en un pequeño (o grande, depende) follón organizativo.

En primer lugar, al menos en mi caso, suelo preguntar a los alumnos si les parece interesante la actividad. Es básico, porque a partir de entonces vas a dedicarte a molestar y a pedir favores a varias personas, por lo que suele ser interesante que la cosa valga la pena. Supongamos que sí, que les parece interesante: vamos al segundo paso.

Llama a la fábrica/institución/ponente/persona que va a atenderte y véndele la idea estupenda de que vamos a invadir su espacio de trabajo durante una mañana con un grupo de alumnos de instituto (en número y de edades variables) o, mejor aún, que va a desplazarse hasta tu centro para encontrarse con ese mismo grupo de alumnos. Sorprendentemente, a las personas de fuera de la enseñanza les suele apetecer este tipo de cosas, por lo que es raro que te digan que no, a no ser que realmente no puedan. 

Dicho esto (paréntesis): en la industria alimentaria sí que está empezando a haber más dificultades, ya que las normas de higiene alimentaria y las de seguridad en el trabajo hacen que no sea tan fácil que nos enseñen las instalaciones a pie de máquina, como nos gustaría, por lo que en los últimos cursos hemos tenido que buscar un poco más a fondo. No queremos que los alumnos vean la planta desde una pasarela acristalada, y, si puede ser, nos gusta que nos enseñe la fábrica un técnico, y no un comercial, dado el perfil de nuestros alumnos. Bueno, sigo.

Intenta cuadrarlo en un día en que no haya exámenes cerca (porque los profes necesitan las horas para acabar el tema, y los alumnos no te harían ni caso, o pasarían de la actividad) y que le venga bien a esa persona/fábrica, etc. Evita también otras actividades programadas por el centro, si las hubiese. Supongamos que sí, que encuentras fecha que les viene bien a las dos partes. De nuevo, siguiente paso.

Busca un autobús (si se necesita), pide presupuesto (si puede ser, que haga factura electrónica, ya hablaremos de eso otro día). Habla con la administración del centro por si puede cubrir una parte, para que  a los alumnos no les cueste tanta pasta, porque esto es un factor que suele hacer que los alumnos decidan no ir. Si eso ocurre, ten en cuenta que tendrás que volver a dividir el coste entre los alumnos que sí van, con lo que el precio sube (matemáticas básicas). Supongamos que todo acopla. Siguiente paso.

Solicita la autorización al centro, para que todo esté cubierto por el seguro. No suele haber problema en esta parte, siempre que la visita se haya previsto con la suficiente antelación, y haya pasado por el consejo social (o escolar, depende del centro).

Habla con todos los profesores que le dan clase al grupo: algunos querrán ir, otros no querrán, otros perderán clase, y a veces tendrás que cambiarles sus horas por las tuyas, si van muy apurados de tiempo. O cubrir las guardias de los que se van.

Prepara autorizaciones para que las firmen los padres de los menores de edad (aunque sean tíos que te sacan dos palmos y salen más que tú por la noche, pero la norma es así), o si algún alumno decide ir por su cuenta.

Actualiza las listas de los alumnos que acudirán a la visita (por favor, no lo llaméis excursión, no lo soporto, excursión es irse de picnic a Portaceli, y no es el caso), y cruza los dedos para que no suba mucho de precio y no tengas bajas, porque entonces el precio subirá más, y acabará convirtiéndose en un círculo vicioso.

Y así, si todo cuadra y nada se te olvida o se tuerce, llega el día de la visita. Que el autobús llegue a tiempo, que sepa llegar (y tú también) al lugar de la visita, que no haya ningún percance, que tus alumnos se comporten (yo nunca he tenido problemas en este sentido), en resumen que vaya todo bien, y que la visita mole.

Y (ahora viene la bronca) asume que, al final, tratas con alumnos. Y eso quiere decir que siempre, siempre, siempre, vas a tener una fracción de los mismos (ojo, sólo una fracción, la mayoría se comporta estupendamente) que te la lía. Es así de simple, y hay que aceptarlo. Lo que no quita que te cabree.

Hay varios tipos:

- El que le parece que el precio es excesivo y no va a venir. Normalmente no lo expresa con estas palabras. Lo que no piensa es que entonces, el precio subirá para sus compañeros. Hay casos en que realmente el alumno no puede costearlo, pero en muchos casos, la persona que está hablando contigo lleva un móvil mejor que el tuyo. No digo más.

- El que vive/veranea cerca y decide que irá  a la ida con el autobús, pero a la vuelta no, o al revés. Es un rollo, pero puede preverse, se tiene en cuenta y ya está (con las autorizaciones correspondientes de por medio, claro).

- El imprevisto en estado puro: se pone enfermo, o le llaman para trabajar unas horas antes, o no puede llegar por la causa que sea, o se pierde yendo por su cuenta. Dependiendo del caso, es comprensible, y por lo tanto disculpable. Si es medianamente responsable, te lo advertirá en cuanto lo sepa.

- Y mi preferido: el que sigue todo el proceso estupendamente, sin ningún problema, y simplemente desaparece el día de la actividad. Ya está. Y tu haciendo esperar al autobús, o al ponente, y a los compañeros, claro. Sin mensajes de por medio, ni razones, ni, por supuesto, explicación posterior. Ni disculpas. Algunas las espero desde hace más de un curso, y más de dos. Éste es un cabreo añejo.

Y en este caso, me vais a perdonar, pero ahí voy a saco. No por el trabajo que hacemos nosotros. Faltaría más. Pero es que, como ya he explicado, para llegar hasta aquí hemos tocado muchas teclas, y molestado a muchas personas. Personas que dejan de hacer su trabajo habitual para atendernos (y me da igual que sea el jefe de producción, el de calidad, o un ponente que viene al centro; el tiempo de las personas, de cualquier persona, es muy valioso, y hacer que lo pierdan es una falta de respeto). 

Y si vas a faltar en esas condiciones, por que yo lo valgo, que sepas que me parece una falta de respeto, no hacia mí, sino lo que es peor, hacia personas a las que yo he molestado para que nos atiendan. Y a veces, esa persona ni se entera. Y a veces sí. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es valorar el tiempo de los demás al menos tan bien como valoramos el nuestro. Que a lo mejor vale más.

Y por supuesto, si eso va a pasar, por lo menos ten el valor de venir a decírmelo, si puede ser en persona. Para que yo también te lo pueda explicarPara que no tenga que hacerlo en clase, ante los compañeros que sí han venido cuando tocaba, y que no les toca escuchar la bronca. Para que te puedas cabrear en directo cuando te eche la bronca (que también pasa).  Y así estaremos empatados.

No es la primera vez que pasa, ni será la última, ya os digo que esto hay que asumirlo. Pero me cabrea profundamente. Sobre todo el último caso. 

Pero, ¿sabéis qué pasa?, que detrás hay una amplia mayoría de alumnos que viene, participa, y aprovecha la actividad, y encima te dice lo guay que ha sido. Y por eso, cuando dices que no te metes en más follones, lo dices con la boca pequeña.

Bueno, pues ya está. Ya me lo he sacado. Que conste que os lo había advertido.