Hace un tiempo que me ronda una cosa por la cabeza, cuando me pongo a escribir aquí. Y la cuestión es que si no lo solvento, no estoy cómoda, y quiero estar cómoda aquí, así que ahí va.
En mi trabajo, cuando nos ponemos a redactar documentos, tenemos mucho cuidado para intentar evitar el lenguaje sexista. De modo que escribimos "los alumnos y las alumnas (o el alumnado)", "las madres y los padres", etc.
Y me encuentro a mí misma pensando en hacer lo mismo cuando escribo aquí. Veamos.
Yo soy una profesora, lo que implica (sorpresa), que soy mujer. Me considero una persona feminista, no soy la más reivindicativa del mundo, pero ahí estoy, haciendo mi caminito. Ahora más, porque vivo en una casa con tres hombres, a dos de los cuales tengo que educarles, y darles ejemplo. El tercero no lo necesita, que ya es mayorcito y nunca ha necesitado que le educase en esto.
Tengo alumnos y alumnas, y a éstos (y éstas), también considero que debo darles ejemplo. Con mi trabajo, y con la forma que tengo de relacionarme con ellos.
Y espero que no se me entienda mal cuando diga lo siguiente: yo personalmente no me siento excluida (ni ofendida) cuando alguien se refiere a mi colectivo como "los profesores" en lugar de decir "los profesores y las profesoras". Personalmente, repito, no me siento más incluida o más satisfecha porque se mencione a los dos géneros. Me parecen más excluyentes y más ofensivas algunas actitudes y algunas situaciones que (yo) pienso que es más urgente resolver. Creo que hay peleas más prioritarias, y que necesitan más atención por mi parte.
Soy consciente de que la normalización del lenguaje en este sentido es importante para muchas personas, y soy consciente también de que esto es un gesto, y sé que en este campo, los gestos son muy importantes. De hecho, he empezando la entrada explicando que yo lo hago, en los documentos que manejo en el trabajo. Porque en ellos debo dar ejemplo.
Pero aquí, si voy a hablar continuamente de alumnos, compañeros, etc, en este contexto, en el que utilizo lenguaje informal la mayoría de las veces, no me sale. Y creo que interrumpe la fluidez de lo que escribo si continuamente tengo que estar con "los alumnos y las alumnas" o utilizar las barras, que no me gustan mucho.
Aquí escribo tal como hablo, más o menos. Y lo hago así porque me sale así, y me divierto más. No puedo ponerme irónica, ni sarcástica, si no escribo del tirón (aunque luego repase un poco), o si tengo que pararme a pensar si estoy siendo feministamente correcta (me acabo de inventar el palabro, ya lo sé, pero me entendéis). Pero quiero que quede claro que ese tema a mí no parece especialmente ofensivo. Se puede ser perfectamente correcto evitando el lenguaje sexista y luego tener una actitud perfectamente machista.
Así que, para las entradas que ya he hecho, y las que están por venir, que sepáis que voy a dejar de darle vueltas a este tema, y escribiré como me salga.
Y si a alguno de vosotros (o vosotras), personillas que me leéis, os molesta u os ofende, pues es una pena. No lo hago con ánimo de molestar a nadie. Repito, a mí no me molesta, pero si alguien quiere expresar su opinión, puede hacerlo en los comentarios a la entrada (que acabo de descubrir cómo funcionan, soy una bloguera desastrosa) y se publicarán todos ellos, a no ser que los considere insultantes u ofensivos, que para eso los modero yo.
Nota: esta entrada no se ha escrito porque nadie me haya echado en cara mi lenguaje (no tengo aún trolls ni haters, lo que quiere decir que no soy nadie aún, a ver si alguien se anima). Es sólo que tengo una conciencia hipertrofiada desde siempre, que me decía que esto no lo estaba haciendo bien. Así que asunto aclarado, y a otra cosa.
Y perdón por el rollo, pero necesitaba soltarlo.
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