Llevo un tiempo dándole vueltas a si debía escribir esta entrada o no. De hecho, la tenía empezada desde hace tiempo, pero no sabía qué hacer.
Creo que es un tema que hay que tratar, porque es bastante durillo, pero precisamente por eso tenía reparos, ya que afecta a algunos de los alumnos que hemos tenido durante estos años, y no me gustaría que se sintiesen mal si se viesen reconocidos aquí, o los reconociesen sus compañeros.
Para que nadie se llame a engaño, aunque el título de la entrada es el que es, no voy a hablar sobre los problemas económicos o las dificultades que tenemos para comprar en los centros. Eso da para una entrada ella solita, y bastante larga. Lo dejo para otro día.
El tema es distinto. A ver si me explico.
Hace tiempo, en uno de los blogs que sigo (SCIENTIA), leí esta entrada: https://scientiablog.com/2013/06/10/una-puta-mierda/ . Vale la pena leerla, si tenéis un rato. Y si no, también.
Habla de un alumno brillante que está estudiando en la universidad, y se ve obligado a dejarlo porque no puede pagar las tasas. Es una entrada muy dura, escrita por un profesor (el autor del blog) que le da clase.
Es un problema grave, muy grave, el de la subida de las tasas para acceder a la universidad. Aquí, en la Formación Profesional, ya llevamos unos años escuchando historias parecidas. Alumnos que, tras abandonar la universidad, o no poder empezarla porque no podían hacer frente a las tasas, acaban llegándonos a nosotros. O alumnos que, una vez terminada la licenciatura (o creo que ahora ya son todo grados), han intentado acceder a un máster, y no lo han podido pagar. Muchos de ellos nos cuentan que, al ver las tasas que había que abonar en la FP, pensaron que era una broma. Y luego se matricularon.
Así que acabamos dando clase a alumnos que son un lujo, y que luego aprovechan muy bien lo que aprenden aquí, porque de algún modo les complementa, pero que en muchos casos habrían elegido estar en otro lugar, que desgraciadamente no han podido alcanzar.
Pero es que últimamente estamos llegando bastante más lejos. Os cuento.
Pongo un examen, y hay un alumno que no se me presenta. Ha estado faltando de vez en cuando, pero me extraña que no venga al examen. Cuando lo veo un par de días más tarde, se acerca y me dice que no ha venido a mi examen porque ese día no había podido pagar el billete de autobús para venir.
Para mi vergüenza (he decidido ser sincera aquí), reconozco que en ese momento pensé "ya, y los deberes se los ha comido el perro". De verdad que lo pensé. Me siento mal por haberlo pensado, pero lo pensé.
Cuando lo comento con las compañeras que le dan clase, un par de ellas me dicen que también se lo ha contado a ellas. Hablo con la tutora. Parece que está pasando apuros económicos. Hacemos las gestiones que creemos oportunas, se comenta en la evaluación, etc. Se habla con el departamento de orientación, se indica al alumno que acuda a servicios sociales para que le orienten sobre qué ayudas tiene disponibles...
El problema es que no es la única vez que nos ha sucedido. Que ahora recuerde, me vienen a la cabeza tres casos, contando el que os acabo de explicar. Gente que tiene dificultades para seguir estudiando en Formación Profesional, porque no puede hacer frente al transporte. Mi centro es enorme, puede que el más grande de Valencia, y viene gente de muy lejos, todos los días, en tren, o en autobús. Eso quiere decir sacarte un abono de transporte, normalmente. No hablo de una tasa de universidad. Hablo de un abono de transporte.
Podéis pensar: hay becas. Sí, claro, hay becas. Pero no se las conceden a todo el mundo, o no todo el mundo las pide correctamente, o hay situaciones sobrevenidas en las que el alumno no había solicitado la beca (porque en ese momento su situación era otra), y por lo tanto no tiene. Y se encuentra con el problema a mitad de curso. El caso es que pasa. Pocas veces, al menos que yo haya vivido, pero pasa.
De los tres casos que ahora recuerdo, dos de ellos continuaron. Uno no. Quiero decir, hubo al menos una persona que, después de haber hecho preinscripción en el centro (tal vez una prueba de acceso anterior, no lo recuerdo), haber sido admitida, empezado el curso, comprado el material, etc... tuvo que abandonar porque no podía desplazarse para llegar aquí.
Me parece terrible. Es terrible. Aunque haya sido sólo una. Aunque después haya encontrado otras opciones. Aunque ahora estuviese colocada en el puesto de su vida. Me sigue pareciendo terrible.
Me imagino lo que debe ser ir a decirle a tu profesor/a que no puedes venir porque no tienes dinero. Me imagino lo que debe ser tomar esa decisión en casa. Me imagino lo que debe ser que tu madre o tu padre te diga que no puedes ir al instituto porque no te puede dar el dinero del autobús. Me imagino lo que debe ser decirle a tu hijo/a que no puede ir al instituto porque no le puedes dar el dinero para el autobús.
La segunda parte, para mí, es: ¿Y nosotros qué hacemos? Pues lo hemos hablado un montón de veces. Le hemos dado vueltas, pero no parece que lleguemos a ningún sitio. Yo he ido personalmente a hablarlo con la dirección del centro, pero el centro no tiene recursos para estos casos (hay que pensar que en mi centro hay unos dos mil alumnos, sería imposible cubrir eso). Y a veces tienes que oír alguna frase un poco dura (aunque real): no somos una ONG. Es verdad, no somos una ONG, pero eso no evita que te afecte. Y que le des vueltas.
Alguna vez hasta hemos pensado en cubrirlo de nuestro bolsillo. Pero eso es complicado. Tal vez el alumno no lo aceptase bien. Es un tema delicado. ¿Y cómo lo haces si hay más casos? Supongo que realmente no es algo en lo que debamos entrar, o sí, pero la verdad es que no sé qué solución tiene.
Pero creo que tenía que explicarlo. Y ya.
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