Desde hace unos cinco años, tengo nanos en edad escolar. Eso me permite ver la enseñanza desde dentro, como profesional, y desde fuera, como madre. Así que tengo el privilegio de ver esto desde dos ángulos bien distintos.
Y a veces es bastante divertido (lo de verlo diferente), y otras veces no tanto.
Hoy vengo de la reunión de la segunda evaluación de clase de mis nanos. Todo bien, nada de qué preocuparse. Salvo por la visión que algunas personas tienen del trabajo que hacemos los docentes.
Resumen corto: una de las madres asistentes a la reunión comenta que su hija le ha dicho que en plástica (que en principio se imparte en inglés), a veces se habla en castellano. La profe explica que el noventa por cien de la clase se da en inglés, pero que si en algún caso, los niños no entienden lo que tienen que hacer, no hay más remedio que volverlo a explicar, esta vez en castellano. Que se ha solicitado (y se les ha concedido, y de hecho acaba de llegar) un auxiliar de conversación de Estados Unidos, que estará con los niños un par de horas a la semana. Y eso estará bien, porque actualmente, el tema de la conversación está complicado. Veinticinco niños. Sesiones de 45 minutos de inglés. Tiempo para explicar, tiempo para leer, tiempo para escuchar, tiempo para trabajar. Lo que queda es para que hablen los niños. Dividid el tiempo que queda entre veinticinco.
Todo eso nos lo explican en la reunión. Con todas las letras. Que estamos en la escuela pública. Que en la concertada es parecido. La privada es otra cuestión. Y las academias de idiomas de pago, también. Menos niños (normalmente seleccionados, para empezar, por nivel socio-económico), más horas, más tiempo para cada niño.
Conclusión que expresa en voz alta la madre en cuestión: lo que ocurre cuando recurrimos a la enseñanza privada (academias), es que los profesores de la pública, que saben que sus alumnos "están reforzados" por este tipo de academias, se relajan. Que si la clase de plástica se debe dar en inglés, pues que se dé íntegramente en inglés, aunque los niños no lo entiendan. Que lo que tienen que hacer (las profes) es hacerlo de otra manera para que los niños entiendan lo que se pide de ellos, pero hablando en inglés. Como veis, la solución es muy fácil. Hacedlo de otro modo.
Así explicadito, también con todas las letras. ¿Habéis oído la expresión que dice que en este país todo el mundo es seleccionador de fútbol? Pues voy a completarla. Todo el mundo es seleccionador de fútbol, y profesor de primaria. O de secundaria, o de FP, como prefiráis.
Por dónde empiezo... Nos relajamos. Me incluyo, como veis. No doy clase en primaria, ni doy clase de inglés, pero me incluyo. Porque yo también doy clase en la pública, y mis alumnos también acuden a academias, o a clases particulares, sobre todo cuando están un poco inseguros porque no tienen base, o hace mucho que no estudiaban.
Así que tengo una opinión formada sobre esto, ligeramente diferente a la de la otra madre. ¿Corporativismo? Probablemente eso pensarán de mí, cuando se quejan de las maestras (porque mayoritariamente son maestras) y yo explico que veo el tema diferente, y que las entiendo. Yo lo veo distinto.
Decir que los profesores se relajan es generalizar un poquito. Veréis, no me gustan mucho las generalizaciones. Es asumir los profes somos una especie más, que tiene los mismos comportamientos, o las mismas pauta migratorias, yo qué sé. Que todos tenemos horarios estupendos, y que nos columpiamos, porque todos los años repetimos lo mismo. Que sí, que el primer año es complicado, pero venga, que a partir del segundo tú lo que haces es repetir materia, que no necesitas tanto tiempo para preparar las clases. Que te puedes relajar.
Desafortunadamente, ese es nuestro estereotipo. Muy bien instaurado, y muy difícil de cambiar. Y que además, se refuerza con periodicidad y con eficiencia desde ámbitos muy diferentes. ¿Cuántas veces habéis escuchado los resultados del informe Pisa? ¿Que el sistema educativo no potencia la creatividad sino que la aplasta? ¿Que los profesores no están preparados para educar a los alumnos de forma diferencial, en base a su heterogeneidad? ¿Que necesitamos más formación?
Ahora pensad en quién hacemos recaer esos cambios necesarios. Por que yo no estoy diciendo que no haya que cambiar nada, ojo. Lo que pido es que pensemos en más factores, además del recurso clásico del profesor: ratios, inversión, profesores de apoyo, implicación de agentes externos (familias, ayuntamientos, entorno empresarial, etc).
¿Hay profesores que se relajan? Por supuesto. Yo misma he escrito sobre lo que opino de nuestro desempeño, en esta otra entrada. Pero no son la mayoría, ni muchísimo menos. ¿Hay profesores que echan muchas más horas de las que tienen en el horario? ¿Que se preocupan de sus alumnos? ¿Que buscan maneras de abordar los temas de forma distinta? ¿Que se forman? ¿Que se tienen que adaptar a cada nueva reforma educativa, o a cada nueva idea brillante de la administración de turno, o a cada nueva nomenclatura? Pensad un momento en los profes que habéis tenido durante vuestra formación. Pensad en la proporción de ellos que se lo curran (o se lo curraban, si hace tiempo que no estudiáis), y en los que no. Pensad en las condiciones en las que trabajan, a veces. Y echad cuentas. Y pensad si es justo generalizar de esa manera.
Y si queréis (y si no también) hablamos de lo que colaboramos los padres en el trabajo de los profesores. De las conversaciones en los grupos de WhatsApp de los padres de los grupos, sobre lo horrible que es que tengan deberes. O que no tengan. Que haya exámenes. O que no haya. O que nos citen a otra reunión. O que no nos citen. O de nuestra actitud cuando la maestra nos pide que no nos preguntemos los deberes a través del grupo, porque son los niños los que han de responsabilizarse de eso. Que ahora nos va a decir ésta lo que nos hemos de preguntar en el grupo, y lo que no, faltaría más. Y va y nos dice que para este examen, que no hace falta que estudien, que van al examen con lo que saben de clase. Pues si ya no nos dejan estudiar (ojo al tiempo verbal, NO NOS DEJAN estudiar) ya me dirás tú. Que si ahora hay que comprar otro libro, porque resulta que van a hacer tertulias literarias. Pues yo no lo veo claro...
Y así todo. Para que os sirva de ejemplo, la profe de mis hijos les prohibe que nos cuenten algunas cosas de los deberes, y algunas de las fechas de los exámenes, para que no llegue al grupo de WhatsApp de los padres. Como lo oís. Y en esos días, WhatsApp echa humo, todos desesperados para averiguar fechas, temas para el examen, etc. A mí me envían fotos de los deberes para preguntarme cómo se hacen, para hacerlos con sus hijos. Cuando lo tenemos prohibido. Que lo que tienen que hacer los niños es preguntárselo a Ana. Que es su profe.
Pero luego, que las profesoras se busquen la vida, que hagan lo que sea para que lo entiendan todito, pero en inglés. Que es que se relajan.
A los que no tenéis hijos, os puede sonar marciano. Los que sí, lo habréis pasado exactamente igual, me juego lo que haga falta. Pero os servirá para verlo un poco desde el otro lado.
Y si queréis (y si no también) hablamos de lo que colaboramos los padres en el trabajo de los profesores. De las conversaciones en los grupos de WhatsApp de los padres de los grupos, sobre lo horrible que es que tengan deberes. O que no tengan. Que haya exámenes. O que no haya. O que nos citen a otra reunión. O que no nos citen. O de nuestra actitud cuando la maestra nos pide que no nos preguntemos los deberes a través del grupo, porque son los niños los que han de responsabilizarse de eso. Que ahora nos va a decir ésta lo que nos hemos de preguntar en el grupo, y lo que no, faltaría más. Y va y nos dice que para este examen, que no hace falta que estudien, que van al examen con lo que saben de clase. Pues si ya no nos dejan estudiar (ojo al tiempo verbal, NO NOS DEJAN estudiar) ya me dirás tú. Que si ahora hay que comprar otro libro, porque resulta que van a hacer tertulias literarias. Pues yo no lo veo claro...
Y así todo. Para que os sirva de ejemplo, la profe de mis hijos les prohibe que nos cuenten algunas cosas de los deberes, y algunas de las fechas de los exámenes, para que no llegue al grupo de WhatsApp de los padres. Como lo oís. Y en esos días, WhatsApp echa humo, todos desesperados para averiguar fechas, temas para el examen, etc. A mí me envían fotos de los deberes para preguntarme cómo se hacen, para hacerlos con sus hijos. Cuando lo tenemos prohibido. Que lo que tienen que hacer los niños es preguntárselo a Ana. Que es su profe.
Pero luego, que las profesoras se busquen la vida, que hagan lo que sea para que lo entiendan todito, pero en inglés. Que es que se relajan.
A los que no tenéis hijos, os puede sonar marciano. Los que sí, lo habréis pasado exactamente igual, me juego lo que haga falta. Pero os servirá para verlo un poco desde el otro lado.
Pues bueno, ya os he contado más batallitas de profe... No me lo tengáis en cuenta, es que me hago mayor.
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