Se van, pero siempre nos dejan algo.

Mis alumnos de segundo se van.

A principios de mes empiezan las prácticas en empresa, y ya no los veremos en clase  todos los días, como hasta ahora (salvo en las tutorías, y en el seguimiento del proyecto).

Algunos de ellos me han dicho que les da penita. Y la verdad es que a nosotros nos da penita también que se vayan. Nos pasa todos los cursos en esta época. Es gente con la que has compartido dos cursos enteros, durante muchas horas a la semana. Los veo más que a mis amigos, de rato largo. Más incluso que a mi madre, por ejemplo. Y algo te dejan, siempre.



(Paréntesis: a veces no es así. A veces tienes unas ganas locas de que se vayan, dependiendo del grupo que tengas. Pero no se lo contéis a nadie).

Cuando oyes hablar a los profes de otros niveles (profes de secundaria, como yo, pero que trabajan en otros ámbitos), sobre todo en los primeros niveles de la ESO, o en las FP básicas, o algunos grados medios, el ambiente que transmiten en las aulas es muy complicado. Gente que no sabe muy bien qué hace allí, o que está por obligación (legal, en la educación obligatoria, o por presiones en casa, en la postobligatoia).

Y luego está la imagen que tenemos en general de los alumnos de instituto. Que si no estudian nada, que si no tienen interés, que hay una crisis de valores, que... Bueno, seguro que lo habéis oído en muchos sitios, y muchas veces, e incluso a lo mejor lo habéis dicho alguna vez... No pasa nada, está muy extendido.

Bueno, pues hoy yo vengo a desmentir un poco el estereotipo. Que los profes lo tenemos, pero los alumnos también.

La realidad que yo toco es un poco diferente. Tengo alumnos de muchos tipos. Por supuesto, hay una fracción de ellos que sí siguen el estereotipo, pero en su mayoría, de mis alumnos se pueden aprender muchas cosas.

Para empezar, muchos de ellos compaginan sus estudios con algún trabajo. Estable o no. Eso quiere decir que, antes o después de irse a trabajar las horas que les toca, vienen al centro durante siete horas de clase diarias, de lunes a viernes. A veces se tienen que ir antes, o vienen tarde, porque el trabajo manda.  A veces van a turnos. A veces vienen del turno de noche sin dormir. A veces desaparecen una temporada porque no pueden asistir a clase. Pero ahí están, peleando por las dos cosas. 

Para mí eso tiene mucho valor, porque yo no tuve que hacerlo. Tuve la suerte de poder estudiar sin tener un trabajo "serio" a la vez (daba clases particulares y esas cosas, pero no representaba una carga para mí de ese calibre).

Algunos de ellos son independientes ya, así que además cargan con la gestión de una casa. En el grado superior, tengo personas adultas, pero lo cierto es que aquí hay personas que se han independizado a edades más tempranas que la mía cuando hice lo mismo.

Y luego está la parte académica. En FP, es corriente tener alumnos que trabajan en el sector, y saben más que tú en algunas cosas. O que ya han estudiado cosas relacionadas, a veces en la universidad. Y a veces, están más actualizados que tú, porque acaban de salir de la facultad, o de otro ciclo. Yo he cambiado contenidos de algunos módulos por ese motivo, o he enfocado las cosas de otro modo (y no me molesta admitirlo, más bien me enorgullece). Por eso cuando oigo hablar de ninis, me pongo de los nervios. Por que los hay, seguro, pero no representan al alumno medio ni de lejos, al menos en mi caso.

Ya os decía antes que algo nos dejan siempre, cuando pasan por aquí. Ya sea conocimiento (sí, ellos a nosotros), o ejemplo, o cariño (de eso también recibimos a veces). 

Así que sí, que nos da penita que se vayan, pero también es lo que les toca, el tiempo funciona así. 

Y a veces vuelven. Y mola.



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